sábado, 11 de mayo de 2013

Memoria | Paseos | Música | Comunidad: Paseos de Jane Córdoba



Lecturas en la Calle Claudio Marcelo

«De todos modos, me gustaría vivir en una ciudad cuyas calles y plazas llevaran nombres de grandes hombres, en lugar de constructores, alcaldes o árboles. ¿Por qué no podemos construir ciudades que honren al genio en cada una de las esquinas? ¿Cómo van los niños a convertirse en ciudadanos civilizados si nunca han hecho carreras por Cervantes Road, Dante Street o Durer Avenue? ¿Cómo va la gente a aspirar a algo que no sea el dinero si nada de su entorno les recuerda a los inmortales que crearon cosas que no se devalúan con la inflación?»
Stephen Vizinczey, En brazos de la mujer madura, 1992

«Este pasaje de la novela de Vizinczey presenta un doble mensaje. Por un lado, se resalta la importancia de las referencias para crear modelos y contenidos y, por otro, cuando se proponen, es para desarrollar las referencias masculinas.»
Teresa del Valle, Andamios para la nueva ciudad, 1996


Lecturas en Plaza Séneca
«Ojalá mi padre, el mejor de los maridos, menos entregado a las costumbres de sus mayores, hubiese querido que tuvieses no un roce, sino una profunda compenetración con los preceptos de la sabiduría»
«No te sedujeron las gemas, ni las piedras preciosas; no te ofuscaron las riquezas como bien supremo del género humano. Educada en una familia patriarcal y severa, no te desvió la imitación de los peores. Nunca te avergonzaste de tu fecundidad, como si fuera una afrenta para la edad. [...] Tu único ornamento, tu mayor hermosura la pusiste en el pudor.»
Séneca a su madre Helvia, Cons. ad Helu, Consolación a Helvia, 42 d.Xto

«Esposo mío, Marco Anneo, hoy han muerto contigo la justicia y la poesía. Esto se ha grabado con fuego y con dolor en mi memoria: mi corazón sangrando junto a tu corazón; tu rostro amado, una rosa tanto más blanca cuanto más se teñía tu lecho de púrpura.»
Pola Argentaria, llanto al poeta Lucano, 30 de abril del año 65 d.Xto

Lecturas en la Mezquita
Wallada bint al-Mustakfi
POEMA QUE WALLADA HIZO BORDAR EN ORO SOBRE SU VESTIDO
Yo ¡por Dios! merezco la grandeza y sigo orgullosa mi camino. Doy gustosa la mejilla a mi enamorado y doy mis besos a quien yo elija.
SÁTIRA DEL SEIS, CONTRA IBN ZAYDUN
Te apodas El seis y este mote no te dejará mientras vivas: pues eres marica, puto y fornicador, cornudo, cabrón y ladrón.
A pesar de sus méritos, Ibn Zaydun ama las vergas de los zaragüelles; si hubiese visto falo en las palmeras, se habría convertido en pájaro carpintero.
Muhya bint al-Tayyani
Wallada ha parido y no tiene marido; se ha desvelado el secreto; se parece a María, pero la palmera que ella sacude es un pene erecto


Lectura Plaza del Potro
«Yo fui costurera autónoma, llegué a ser vocal del sindicato de mujeres costureras de Andalucía. […] En 1953, el banco de España eligió el cuadro “La Fuensanta” para 1000 millones de billetes de 100 pesetas. Mi rostro daba vueltas por todo el país, mientras yo pobre, cosía y no olvidaba, olvidada por todos. […] La gente se ha hinchado conmigo lo que ha querido. A mis ojos le han cantado coplas y les han dicho de todo. Desde ladrones hasta asesinos. Lo siguen siendo. Hasta el día que se cierren»
Manuscrito de María Teresa López

Lectura en San Pedro
«En el verano de 1892, pasando de Málaga á Madrid para instalar en la Exposición colombina los objetos de arte que enviaba la citada capital andaluza, nos detuvimos en Córdoba muy pocos días. Al llegar supimos que el Ayuntamiento había acordado dar á una calle el nombre de Beatriz Enríquez de Arana, madre de D. Fernando Colón y amante del célebre descubridor del Nuevo Mundo, y que, además, había abierto un concurso para premiar la mejor memoria en que se probara el casamiento de Cristóbal Colón con la cordobesa. […] En pocas horas, redactamos un artículo que se publicó en el periódico La Unión, oponiéndonos á que se perpetuase el nombre de una cordobesa cuya única celebridad consistía en haber sido un poco ligera de cascos, aunque fuese la querida de un gran viajero y la madre de un escritor insigne. […] El Ayuntamiento oyó nuestras razones y el rótulo no se puso, pero se adjudicó el premio á una desdichada memoria. Fuerza será omitir el nombre del autor y mucho más el de los señores del jurado que premiaron tan monstruoso engendro, si hemos de ejercer de algún modo la caridad cristiana. La Memoria no se publicó y ni existe el manuscrito en el archivo de la ciudad.»
Lectura de Rafael Ramírez de Arellano, Córdoba, noviembre de 1900





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